SANAR LAS EMOCIONES Y CONECTAR CON EL MOMENTO PRESENTE, A TRAVÉS DE LAS CONSTELACIONES FAMILIARES
Desde que somos pequeños desarrollamos conductas y actitudes que nos permiten sobrevivir a los conflictos que se desarrollan a nuestro alrededor, y obtener cariño y atención de las personas de nuestro entorno. Esto lo hacemos para cubrir la mayor necesidad que tenemos cuando somos niños, la de sentirnos amados, reconocidos, y sentir que existimos para los demás. Esas actitudes pueden ir desde el ser sumiso y decir a todo que sí, si con eso creímos que tendríamos el amor que necesitábamos; hasta el polo opuesto de la rebeldía, si lo contrario no me funcionó cuando era un niño y esto último sí.
Cuando crecemos, esas actitudes y emociones que sentíamos en nuestra infancia ya no son tan adaptativas porque son emociones que corresponden a cuando éramos pequeños, y que hoy en día al haber crecido, nos perjudican, porque no se adaptan a la realidad del momento presente. Además, si seguimos en ese tipo de comportamientos caemos inevitablemente en relaciones de manipulación.
Si vivimos influenciados por las emociones no resueltas del pasado, se nos hace aún más insostenible y más difícil de solucionar la situación que en este momento tenemos, ya que la situación actual lo que necesita de nosotros es que la afrontemos desde el adulto.
Las emociones no resueltas del pasado se siguen activando, en primer lugar, porque no he aprendido a vivir de otra manera; y por otro lado, porque las carencias no resueltas de mi infancia, se siguen proyectando en mi realidad presente, llegando en muchas ocasiones a distorsionarla, porque miro y vivo esa situación en función de mi experiencia pasada no resuelta.
También puedo estar viviendo emociones que no son propias, sino de ancestros de la familia que no pudieron solucionar algo en su vida, y un descendiente lo vive igual que el antepasado hasta que alguien lo pueda sanar. En cualquiera de los dos casos, el trabajo con Constelaciones Familiares nos puede ayudar a superar las carencias de nuestra infancia y a liberarnos también de eso que estamos repitiendo del pasado del ancestro. Como consecuencia estaremos más libres para vivir el momento presente, con toda la plenitud que eso conlleva.
Cuando una persona tiene uno o varios duelos pendientes de resolver, y uno de ellos está en su infancia, cada vez que esa persona tiene una pérdida (terminar una relación de pareja, perder una amistad, etc.), no sólo siente la pérdida de ese momento presente, sino que se le activa el duelo que no completó en el pasado. Por tanto, lo que siente ante la situación actual puede ser muy desmesurado, porque no corresponde sólo a la situación del momento presente, sino que se activan todas esas emociones que hay detrás de esos duelos pendientes de resolver. Además, cuando uno de esos duelos corresponde a la infancia, puede ser todavía más difícil de identificar, porque puede no recordarse a nivel consciente. También se puede estar reviviendo un duelo de un ancestro, que precisamente por ser un duelo sin resolver, un descendiente lo vive en su lugar.
En definitiva, cada vez que no podemos vivir la situación del presente con la intensidad “justa” que corresponde al momento presente, o con la emoción propia que corresponde sólo al momento presente, significa que estoy reviviendo algo del pasado, sea este pasado propio o de un ancestro. En los dos casos, las Constelaciones Familiares pueden ayudarnos a liberar la emoción no resuelta que puede estar dando lugar a algún bloqueo en nuestra vida.
Como consecuencia, sentiremos que tendremos más fuerza para lo que nos depare la vida y empezaremos a fluir de otra manera, con nuevas oportunidades y nuevos caminos que se abren ante nosotros.